Hilo de Ariadna

6 hoteles praguenses con historias únicas

Muchos hoteles praguenses son protagonistas de una historia fascinante que, en numerosos casos tiene más de dos siglos. Otros han sido testigos de la historia más reciente de la ciudad (el siglo XX). Deje que le contemos algunas de esas historias.

  • The Augustine Hotel
  • Mandarin Oriental Prague
  • Boscolo Prague
  • Hotel Unitas
  • Boutique Hotel Jalta
  • Pachtuv Palace

Érase una vez bajo a las faldas del Castillo de Praga, cerca del río Moldava ...

Noches y cervezas con los monjes

El Augustine, a Luxury Collection Hotel, Prague forma parte del monasterio agustiniano de santo Tomás, fundado por el rey checo Wenceslao II (1271 – 1305). Algunos de sus cuartos surgieron a base de la conexión de varias celdas monacales originarias. Este hotel de lujo pone a su disposición muchísimas cosas de que carecía la vida abnegada de los monjes, y, sin embargo, puede respirarse todavía algo de aquella época y forma de vivir. Los interiores se inspiran en muchos de los detalles del mundo de los antiguos moradores; por ejemplo, materiales y colorido recuerdan, entre otras cosas, a los hábitos de los monjes. También le traerá a la memoria la vida monacal cuando entre en el Refectory Bar, situado en el antiguo refectorio del monasterio, donde los monjes comían. La cervecería, que se encuentra en santo Tomás (St. Thomas Brewery Bar) en el sótano, no está aquí por casualidad. La fábrica de cerveza ya era parte del monasterio probablemente en el siglo XIV; se especializó posteriormente en cerveza negra, que era tan famosa que numerosas personalidades praguenses venían aquí a probarla.

Balneario e Iglesia de las „señoras blancas“

La historia cultural y religiosa de Praga ha dejado su huella en el hotel Mandarin Oriental Prague, cuyos cimientos se alzan sobre dos edificios que pertenecieron a un antiguo monasterio. Uno es la Iglesia de santa María Magdalena, que formaba parte del monasterio de la Magdalena, cuyas hermanas eran conocidad como las „señoras blancas“ por el hábito que llevaban. Un muro del edificio original todavía puede contemplarse en el vestíbulo del hotel. En el siglo XVII, en el mismo lugar fue construido un monasterio dominicano, que subsistió hasta 1783. Posteriormente ocuparon ese lugar viviendas, almacenes, una oficina de correos, un cuartel o una imprenta; huellas de toda esa historia se conservan hasta hoy día. Por ejemplo: parte de la mampostería original, el refectorio o la sala capitular, donde se reunían los representantes del monasterio, así como los techos abovedados renacentistas o el pozo medieval y el claustro barroco. En realidad, la historia le da la bienvenida desde la puerta del hotel, enmarcado en una imponente pared barroca original.

A la busca de los agentes que leían cartas

En el mismo sitio donde los clientes del hotel Carlo IV hacen largos en la piscina, en tiempos no tan remotos los funcionarios de la Policía secreta checa (StB, siglas checas) leían cartas privadas mandadas por ciudadanos al extranjero o que llegaban al país desde más allá de sus fronteras. Todo eso fue antes del año 1989, cuando en la entonces Checoslovaquia gobernaba el partido comunista. La StB era la policía política y violaba el secreto postal para censurar las cartas; es decir, que quitaban todo lo que no se consideraba apropiado desde la perspectiva del régimen o incluso requisaban las cartas que estimaban peligroso que llegaran a sus distinatarios. Poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, se había mudado una oficina de correos a este edificio; anteriormente, había sido sede del Banco hipotecario checo, que fueron los que construyeron, en el filo de 1900, este magnífico palacio neorrenacentista.

De las Hermanas grises a la Policía secreta, y otra vez de vuelta

En el año 1949, uno después de que el partido comunista se hiciera con el gobierno en Checoslovaquia, éste se apropió del monasterio de san Francisco en la calle Bartolomějská. En vez de las monjas que se ocupaban de pobres y enfermos, se adjudicó el edificio la Policía secreta, utilizándolo (incluida la Iglesia de san Bartolomé) como oficina, centro de interrogatorios y cárcel. Precisamente en una de las celdas del sótano estuvo detenido, como preso político, Václav Havel, el que después de la Revolución de terciopelo de 1989 se convirtiera en el primer presidente democrático de la entonces Chesoslovaquia. Las hermanas volvieron al monasterio, que estaba arrasado, comenzando poco a poco con las reparaciones. Se dedicaron entonces a proporcionar alojamiento como modo de conseguir un aporte financiero para sus actividades caritativas. De esa manera surgió el Hotel Unitas.

La guarida de las escuchas secretas

El Hotel Jalta, que data de la década de 1950, se construyó en un socavón surgido después de un bombardeo en la Segunda Guerra Mundial; es decir, aparece en escena cuando la construcción del socialismo en Checoslovaquia está en su momento culminante. El mismo presidente de aquél entonces, Antonín Zápotocký, que era de profesión cantero, colaboró en las labores de construcción. En los sótanos del hotel se construyó un refugio atómico para el estado mayor. Hoy, en el refugio, se encuentra un museo con uniformes, fotografías sobre la defensa de las fronteras, aparatos de radio y teletipos. Forma asimismo parte de la exposición el cuarto de las escuchas. Las habitaciones y los apartamentos del hotel tenían por todas partes micrófonos disimulados (o, como se les llama en checo coloquial: „chinches“): por ejemplo, en los cepillos de madera para la ropa. De esta manera, las conversaciones telefónicas de los huéspedes tenían testigos secretos. Es algo tremendo escuchar estas oscuras historias del pasado en la atmósfera claustrofóbica del refugio.

¿Me estás escuchando, Figaro?

Pero para terminar la historia de los hoteles checos de forma más romántica, nos desplazamos a esa verdadera joya que es el The Mozart Prague. Se encuentra en un palacio rococó del siglo XVIII, costruido para el duque Hubert Karel Pachta z Rájova. Puede usted dormir en estancias que otrora visitaran compositores famosos tales como Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Richard Wagner o Josef Mysliveček.

Jana Bohutínská
Es periodista y consejera. Vive en Praga, se interesa por la cultura, el arte, el mundo de la empresa y el desarrollo personal. Le gusta viajar, nadar y dar paseos. Se dedica al yoga y cuando más es ella mísma es en el mar, en el bosque, en una buena cafetería o en su jardín del Karst de Bohemia.

Lugares recomendados